26/7/07

Literatura de la Basura.


“Yo leo”. No es que mi signo sea Leo. Era el lema de la feria del libro del 2006. Muchos tenían la chapita adherida en el chaleco o el sticker pegado en la chaqueta. Algunos mentían: No todos ellos leían realmente.
Yo leo, me gusta leer. A muchos no les gusta leer. Sin embargo estamos obligados a leer, desde el cartel del ciego que se pasea por Providencia hasta el menú del McDonald´s, desde el recorrido del ómnibus (micro) hasta el libro para defender un debate: Estamos obligados a leer.
Otra cosa es leer Literatura. Con Literatura no me refiero sólo a las novelas, sino a la Literatura ficticia (novelas, cuentos, historias…) y la no ficticia (estudio en general).
Ambas pueden sernos interesantes desde alguna perspectiva, lo que es fácil, sobre todo cuando leemos algo de lo que nos interesa. El obstáculo viene cuando nos hacen leer Literatura obligadamente, que no necesariamente no nos agrada, sino que sólo lleva un peso extra: El de que de una u otra forma nos tiene que gustar.
Este año escolar, en cuanto a Literatura, iba bien. Mientras por la mía leía a Cortázar, Shakespeare, Huidobro y T. S. Eliot, en el Liceo me hacían leer a Donoso, M. L. Bombal y Hobsbawm. Mi amor a la Literatura estaba In Crecendo… hasta que fui a pedir el libro que seguía en la lista: “Eloy” de Carlos Droguett.
Un libro flaco, que en la contraportada decía que marcaba un antes y un después en la narrativa chilena con la introducción del estilo indirecto libre. Algo tan relevante, razoné, debe ser bueno. Tras revisar el libro, lo único que veía eran ladrillos y ladrillos (en el lenguaje técnico, un ladrillo es una página llena de texto, con escasas separaciones y sin divisiones por capítulo o puntos aparte), de hecho el libro no tiene capítulos: Va de punta a cabo con un estilo difícil y sin tratar de amortiguar toda esa pesada estética. Provocan que la percepción que se crea sea, por lo menos de tedio.
Tras leer ese librito, que de un momento a otro se convirtió en un libraco, odié la Literatura. No quería leer nada, despreciaba a mi inocua biblioteca. El aborrecimiento a las letras me duró varias docenas de horas. Decidí que tal odio se me debía pasar de la misma forma que me llegó: leyendo. Tomé el primer libro que vi en mi biblioteca y me lo puse a leer. Era un librotote azul, con un formato similar a los libracos de Dan Brown y parece que se cumplió una relación de forma y fondo entre lo que leía y lo de Dan Brown: Ambas obras eran Literatura Chatarra o Desechable. El librotote azul era de Fuguet. “Primera Parte” de Alberto Fuguet. Sí, es un libro que entretiene… y lo hace, desde una óptica bien Pop, bien urbana, bien noventera, bien desechable, bien Light. ¡Eso! Lo de Fuguet es Literatura Light, lo de Dan Brown es Chatarra. Fuguet escribe a partir de la cotidianeidad, que se burla sarcásticamente y trata de bajarse el perfil, digo trata porque no le resulta (siempre citando a sus amigos famosos y recordando una anécdota que le sucedió en alguna ciudad gringa).
En fin, me habían advertido que lo de Fuguet era literatura desechable. Lo comprobé. Menos mal que lo comprobé dentro de una depresión literaria, porque Fuguet me hizo valorar que cada escritor escribe según su contexto: Homero (no el gran Homero Simpson) nos mostró la concepción teológica de los griegos; Tolstoi describió de maravillas la sociedad rusa zarista; Fuguet refleja fielmente la sociedad contemporánea: con tanta información a su disposición, se ve turbada a la hora de escribir y se decide por mostrar la subjetividad del autor, proyectada a alcanzar una mirada colectiva. Me explico: el autor, a través de recuerdos propios de una generación o de actitudes, lugares, personajes, modismos, o cultura en general que sean relevantes para la memoria colectiva de un grupo, busca contarnos una historia.
Sin embargo seguía desencantado con la Literatura. Sí, había botado a Fuguet y le había hecho una cruz a Droguett, e inconscientemente a toda la literatura chilena. Pero me faltaba un click para volver a amar. Hernán Rivera Letelier lo logró, en parte. Pero la verdadera Celestina entre la Literatura y yo no fue un libro, sino una película, que se me había olvidado que existía: “La Sociedad de los Poetas Muertos”. Gracias a esa película pude devorarme “El Desalojo” de Allamand, “¿Para qué sirven las ARTES?” de John Carey y “S.M.D.L.F.N.” de H. R. L. Al final, yo igual escribo habitualmente textos dignos de ser calificados como Basura o Light o Desechables, si al final la basura no es tan mala: Puede reciclarse.

4 comentarios:

Alejandro O. León dijo...

Jajaja, me gustó el sentido que le diste a la cuestión: es el contexto empobrecido (o enriquecido a tal punto, que es difícil saber qué seleccionar) el que determina la carencia de "un no sé qué" (un algo, atractivo, cualquier cosa) del texto de Droguett.

Ummm, en cuanto a lo relativo al estudio, no coincido en que sea literatura lo que uno tiene cuando estudia para algo... Pues literatura es ficción (según algunos libros y el profe del preu más profe del colegio), y casi nunca uno estudia ficción, pues trata de saber sobre cosas reales.

A menos, claro, que consideremos el género ensayístico como literatura, y además, como el recurso más usado (o útil) para aprender sobre cosas.

Alejandro O. León dijo...

Mmm, tal vez debí haber agregado que en lo personal, para aprender sobre lo concreto y lo abstracto de las cosas que me rodean, uso textos de estudio con conocimiento científico. Pues eso es seio :) .

Para las cosas que sólo me rodean interiormente (y por ende son sólo mías)... Mmmm, esas no creo que se estudien... Tal vez se podrán formalizar con métodos de otros, tal vez se podán guiar por convenciones... Pero no creo que se estudie este tipo de cosas....

¡Viva la ciencia!, que es lo bello, y lo bueno.

El Cheloveco dijo...

¡Qué asco la exclamación final! (jejeje)... Consideré innecesario aclarar el término literatura desde la etimología de la palabra... creo que desde allí entenderías mejor a qué me refiero con Literatura (con mayúscula). Además, a veces es bueno dejar un poco de lado la RAE y a los profes, y es mejor ser un poquitín más iconoclasta en cuanto a los términos.

Alejandro O. León dijo...

Jajaja, no sé el significado etimológico de la Literatura, sólo sé qué significa la palabra hoy en día ,para entendernos hoy en día -jajajaja-, aplicada hoy en día. Pero en fin...

Mmm, en cuanto a lo de las ciencias, ¿no es la historia una ciencia (humana)? Jajaja, sería jocoso decirle asqueroso a lo relativo a los propios gustos, jejejeje.

Pero en fin... Sea como sea, Eloy es malo. Y ese título de Droguett es el tema de tu escrito.

Sin tener mucho más que decir... Adiós.

PS: espero no te molesten mis fomes bromas (bromas medianamente críticas, medianamente estúpidas).