29/8/07

¡Extra! ¡Extra! ¡Extra!



Según estudios recientes, nueve de cada diez personas, vale decir el 90% del mundo posee un arma… sin embargo, de ese 90%, un 50% no sabe usarla; un 30% sabe usarla pero no se da la molestia hacerlo; un 15% la usa, pero para hacer el mal; en tanto sólo un 5% la ocupa a conciencia.

El arma es la inteligencia y las ideas.

25/8/07

El Grifo Anarco-Contemporáneo.


Su única misión era dibujar con tiza el símbolo anarquista. Lo hizo por seis meses (lo que duró el partido dentro de la legalidad). Estaba tan convencido como entusiasmado por cumplir su labor. Durante los seis meses no hizo más que plasmar el signo en todas las calles de la ciudad, por lo que cuando el partido fue prorrogado, no sabía nada más que dibujar esa desordenada A encerrada en un círculo improvisado. En realidad olvidó todo, desde cómo tomar un tenedor hasta cómo cerrar sus ojos para dormir. Para pasar el tiempo antes de su edípica muerte, pues tenía claro que moriría al no poder dormir en tanto tiempo, decidió ocuparse rayando toda la ciudad con lo único que sabía hacer. Rayó desde iglesias hasta colegios, desde panaderías hasta hospitales, desde calles hasta autos, desde postes hasta grifos. De hecho, lo último que rayó fue un grifo, sobre el cual cayó cuando le dieron ese fatídico disparo en la cabeza (no murió de sueño, murió de un disparo de un policía secreto, lo que era frecuente para evitar crear mártires). El pobre no fue el héroe de nadie, más bien casi nadie. El único que oyó su último estertor fue el amarillo grifo, que se convirtió automáticamente al anarquismo, pues cargaba con el legado: en su frente estaba la señal del anarquismo.
Como sabemos, un grifo no elige hacia donde mirar, cuando desahogarse, cuanta agua escupir, de que color ser… un grifo elige nada de nada, con excepción de sus ideas políticas y filosóficas.
¿Que por qué soy anarquista? Porque la historia me lo encargó ¡Mira mi frente! ¿No entendiste? ¡Hay que cambiar todo esto! Quizá no pueda moverme, pero quiero que esto cambie. Lo único que puedo ver es ese maldito árbol sistémico en el cochino terreno baldío que al frente tengo. ¡Esto no puede seguir así! No sé mucho del anarquismo, pero me basta con lo que sé ¡Hay que cambiar este cochino sistema!
Me dio pena el pobre grifo: Le presté un libro para que lea. Después le preguntaré si le borro o no lo que tiene en la frente.

21/8/07

#9 The Cranberries - Dreams: Soñar es Gratis.


Oh my life
is changing everyday
in every possible way
And oh my dreams
as never quiet as it seems
Nver quiet as it seems.

Inmerso en esta vorágine del consumismo, llamada mundo actual, sé que todo tiene precio, desde un chicle (bubblegum) hasta una persona. Sobre todo estas últimas.
Suelen pintarme el mundo como algo malo: El mundo real es difícil, el mundo real es costoso, el mundo real no es bonito, el mundo real es cochino, el mundo real no es gratis. Lo único gratis, lo único que este sistema no pudo enajenarnos, lo único que no se permitió nos fuera quitado son los sueños.
Cuando nos proyectamos con algo al parecer imposible, aparece la frasecilla conocida “soñar es gratis”. ¡Y claro que lo es! Algo que podamos tener todos fuera de nuestro poder adquisitivo ¿no?
Si algo me quedó de la mala película de Will Smith, “en busca de la felicidad”, fue una frase: Los sueños están ahí… sólo tienes que ir por ellos y agarrarlos.
Me gustó. Las oportunidades están ahí, siempre, aunque aparente no estarlo, pues si no están siempre contamos con crearnos nuestras propias posibilidades. Considero que la meta del hombre es proponerse más metas, buscando la perfección y la verdad. Así, si tuviéramos nuestros sueños por cumplidos habría terminado nuestra finalidad y no tendríamos porqué luchar, algo así como la lucha de clases de Marx, que sin dos sistemas opuestos, como sucedería con el socialismo, se acabaría la historia. Quizás también como Fukuyama.
Otra cosa sobre los sueños, que me enseñó mi hermano, fue que siempre debíamos soñar en grande, porque es como negociar (con uno mismo): Si pedimos mucho más de lo que queremos, podemos obtener un poco más de lo que queremos, obteniendo siempre de paso lo que anhelamos lograr. Así, si queremos 5 chocolates, pedimos 10, y tal vez nos den 6 ó 7, lo que es más que 5. Lo mismo pasa con los sueños.

I want to more, impossible to ignore
And they´ll come true, impossible not to do.

Por eso, Adidas tenía un poco de razón: Imposible is Nothing. El punto inicial está en pensarlo, el segundo en anhelarlo, el tercero en creerlo, el cuarto en intentarlo, el quinto en cogerlo, y al fin disfrutarlo. En fin, los sueños están ahí… ¡A por ellos!

17/8/07

Quarto de Locos: Sólo Tres Letras.


Todos estaban muriendo ante la duda; menos yo. Todos tenían la inseguridad, la confusión, la interrogante; menos yo. Todos tenían el miedo, el nervio, esa “cosa”; yo no. Todos tenían un mismo Némesis: La PSU.
Me importaba más una inesperada invasión extraterrestre que la prueba en cuestión. Mas el determinismo influye, y desde vuelta de vacaciones de inFierno que tengo ese cosquilleo cuando mencionan las tres mágicas letritas: P-S-U.
Aunque no me preocupa tanto el puntaje, sí me preocupa lo poco que queda, lo rápido que se va, o lo rápido que llega, o lo lento que se va, o lo lento que se queda todo, sí todo lo referente al gran día. Tanto que hacer. Me tienen más preocupados mis amigos que yo mismo. No sé si ellos van a quedar en lo que quieren, y ellos tampoco.
Al final la PSU va a ser como el robot grande del Mago de Oz, que de fachada era inmenso, pero viéndolo de atrás era conducido por un enanito. Un gigante pigmeo diría un marxista. No hay que temerle, es un chanta.
Ahora a tiritar en masa, no por mí, sino por los demás. La suerte no me convence, menos en este tipo de cosas donde predominan los méritos personales.

PS1: Imagínense a la PSU en calzones. Sirve.
PS2: Por llenar pelotas no se es mejor ni peor (aunque en la práctica sí).
PS3: Sólo 108.
PS4: Sí, sólo 108 días faltan.
PS5: Este texto es producto del sueño, sueño producido por Física Conceptual. Esto es una expresión paroxística de la Literatura de la Basura, sólo me faltaría poner algún emoticón para terminar, como un equisdé o un trece trece o un dos puntos paréntesis derecho (no lo haré).

5/8/07

Ser Nadie y No Ser Alguien.


“Tú no eres nadie” le decían. Estaban equivocados, en la forma, pero no en el fondo: El sí era nadie. Era un nadie. No tenía rostro ni nombre para los demás. Su apellido era común y su personalidad tímida. No tenía talentos reconocidos ni gustos populares. No tenía amigos ni leía libros. No buscaba gloria, sólo encontraba indiferencia. Seguía las normas de cordura, como todos. No estaba dispuesto a nada. Si faltaba algún día, nadie lo notaba. Su rostro era tan común como su nombre, por lo que era muy difícil asociar uno con otro. No tenía sueños, porque no tenía modelos a seguir, y no tenía modelos porque… porque… bueno, porque era un nadie: Los nadies son nadies porque no tienen inspiraciones, no porque no quieran tenerlas, sino porque el mundo se niega a mostrárselas. En fin, no tenía rostro, era sólo cabello y zapatos.
Una lluviosa tarde, camino a su casa, este nadie se encontró con un grupo de compañeros de clase. “Oye, ven, ven a ver esto”, le gritó uno de ellos desde un callejón iluminado por una vela y nada más. El nadie pensó en no ir, pero el agua que caía le molestaba tanto, que decidió evitarla por un momento bajo el techo en que estaban sus compañeros. ¿Qué le querían mostrar? Uno de sus compañeros estaba sentado frente a un cajón, sobre el cual se encontraba una hilera de pelotitas de papel. Nuestro nadie se puso frente al cajón y preguntó “¿Qué hay?”. Cuando preguntaba las pelotitas, una por una le bofetearon el rostro, pero nadie las lanzaba, simplemente se dirigían a su cara. Todos reían, menos él. Humillado, agarró del cuello al joven que estaba sentado frente a las pelotitas. “¿¡Cómo lo hiciste!?” le gritó con rabia. “Telekinesis”. El nadie se fue corriendo. Corriendo y pensando. Telekinesis, telekinesis, telekinesis, telekinesis…
Fue a la biblioteca de su padre, una inmensa biblioteca de más de cuarenta mil ejemplares. Encontró tres libros: “¿Qué es la telekinesis?”, “Todos podemos hacer telekinesis” e “Introducción a la telekinesis”. Leyó como nunca en su vida. No fue a su colegio por cuatro días, pues se quedó leyendo, aunque de todos modos nadie notó que había faltado.
Aprendió a mover lápices pequeños, sólo con la mirada, imaginándose sólo una mano externa a él que lo movía. Pero, por primera vez, nuestro nadie tuvo una ambición, quería mover algo más grande. Y pensó en imaginarse una mano más grande, pero no funcionó. Así que optó por imaginar a un joven, alguien de su edad, con características similares a las suyas, pero con un nombre y un rostro que no pasen desapercibidos, con una personalidad avasalladora, alguien dispuesto a todo, alguien que sea un Alguien. Lo imaginó y lo hizo que tomara el lápiz. Lo tomó, pero luego salió corriendo con él. El nadie fue tras el alguien imaginario. Por toda la casa, hasta que reaccionó que esto era sólo su creación, un medio para mover cosas con su mente, por lo que decidió desconcentrarse. No sirvió, el alguien todavía estaba allí, con el lápiz en su mano. Estaban frente a frente. Si alguien hubiera estado allí, sólo hubiera visto al nadie frente a un lápiz que flota. Pero nadie lo vio.
Tres semanas después, ya había creado seis individuos imaginarios. Dos eran mujeres. Uno era un niño. Uno era un anciano. Podía mover muchas cosas a la vez, pues se había hecho amigo de sus creaciones, y estos le obedecían, en parte por pena hacia este nadie, en parte por miedo frente a su creador.
No había mostrado sus poderes en público, de hecho no había salido de su casa en semanas. Pensaba en hacer levitar a la gente, o a sí mismo para impresionar a las personas y dejar de ser un nadie. Sin embargo, uno de los imaginarios convenció a los demás para matar a su creador. Una noche de lluvia, mientras el nadie dormía feliz, pues al otro día dejaría de ser un nadie, fue la noche que los imaginarios decidieron cometer su rebelión. Fue algo simple, lo asfixiaron con un cojín. Seis días después, cuando su madre sintió un olor nauseabundo desde la habitación de su hijo, decidió echar abajo la puerta y descubrir que su hijo estaba muerto. En parte por cobardía, en parte por soledad, la madre se fue a suicidar tirándose al puente donde su esposo también se había suicidado hace unos años atrás.
Los imaginarios, en parte por compasión, en parte por asco, decidieron arrojar al nadie desde el mismo puente fatídico en que toda su familia se había arrojado.
Cuando encontraron los cuerpos, no tenían identificación, ni nadie que los reconociera: Para efectos legales, eran un par de N.N., que no tienen nombre. Nadie los mató, se suicidaron. Eran hijos de nadie y de ninguno. Nadie los lamentó, ninguno los lloró. Los imaginarios desaparecieron, tal como su creador: Desaparecieron como si nunca hubieran existido.