13/7/07

El Nivel.


No sé si se puede definir cuál es el nivel que sigue. Al menos por ahora, las miradas son intencionalmente opuestas, las direcciones se vuelven habitualmente nulas. Para saber cuál es el nivel que sigue, necesito que me digas dónde estamos… si es que estamos. Hard To Explain. Bien, puede ser difícil, pero no puedo, al menos respecto a ti, construir un Castillo en las Nubes, no puedo basarlo en supuestos. Ojalá pudiera huir, a un lugar lejano. ¿Para qué? Sólo para huir. ¿Huir de qué? De la cámara lenta. ¿Con la que te grabo? No, con la que nos graban.
Típico del teatro de este siglo, mucha poesía, poco sentimiento. La vida es una poesía. Sí, pero un culebrón no es poético. ¿Todo se rompe para ti? No, sólo lo de débiles cimientos.
¡Perfecto! ¿Juguemos? ¡Así que ahora quieres jugar! Si, y prometo no usar tu cabeza como un revólver… ¡Además era Revolución Rusa! Sabes que eso no es una excusa razonable… pero en fin, estoy aburrido. Entonces ¿sí?
Lo último que le dije era que había roto las reglas del juego. Me quedé sin balas, sin balas y sin balas, balas de las naranja, naranja Vincapervinca. Usó mi cabeza como un revólver. Al menos tengo las manos (frías) útiles para escribir una carta de socorro.
No sé qué rayos ganas con lo que me haces que hagamos. Pasar el tiempo. ¿Para qué? Para el gran día. ¿El jueves? Da lo mismo el día que caiga, de hecho no tengo idea. ¿Y no te da miedo? Me da vergüenza. Debería. ¿Sí? Sí.
Estoy equilibrándome, por tu culpa. ¡Sabías que la confianza pesaba más que una pluma! Pero por jugar, por jugar ese demoníaco jueguito... ¡Porqué no me quedé con las Hermanas Tijera! A ti también te gusta el juego. Si, pero ya no. Me gastaste todas las balas. ¿En serio? Si, de verdad. Me quedé sin balas por tu culpa. No voy a jugar nunca más.
Tres semanas después me invitó a jugar. No me acuerdo si acepté o no. Lo que sí, sé que estamos en otro nivel, sin balas, pero al fin en el siguiente nivel.

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