14/12/06

La Pasión como Motor de la Historia.


El hombre, Dios, el capital, la lucha de clases, por nombrar algunos, han sido los factores que a través del tiempo, se supone, han dado vida a la historia. Son los que hacen andar esa serie de sucesos que no son aleatorios de ninguna forma, pero tampoco están predestinados.

Desde que el hombre adquirió la dificultosa capacidad del razonamiento y específicamente desde que comenzó su lucha contra el velo de la existencia, se ha preguntado quién mueve todo esto. ¿Somos acaso un montón de títeres, que manejados por algo superior satisfacemos su voluntad? ¿Qué mueve la Historia? A esta pregunta se le han asignado muchas posibles respuestas según el lapso histórico en el que se desarrolle.

El hombre no sería tal sin sus emociones. Hoy planteo una nueva hipótesis a esa cuestión de maleable respuesta. El motor de la Historia es la Pasión, la Pasión de los hombres, esa emoción que deriva a veces en sentimiento infrenable por cumplir una meta, meta que cuando limita con la de otro u otros lleva a un conflicto natural por dilucidar quien desarrolla sus metas más acabadamente. La meta de los hombres, creo es la de proponerse nuevas metas y más lejanas, guiadas sí, por los sentimientos que se ven desencadenados por estos.

Vemos esta pasión o sentimiento durante toda la historia: En parte como ideal de supervivencia y de sobreponerse sobre las bestias, el hombre prehistórico desarrollaba un sistema de organización más complejo; En la Edad Antigua notamos que las metas u objetivos de unos, chocan con las de otros, produciéndose muchos enfrentamientos bélicos durante este período; durante el mal llamado “oscurantismo” o Edad Media la pasión, genéricamente se presentó a través del fervor religioso, tanto en moros como en cristianos, sobre todo en las cruzadas; ya en la Edad Moderna apreciamos el quiebre que la fe tiene con la razón y se mueve la historia gracias a la pasión por el conocimiento y primeramente por el descubrimiento del Nuevo Mundo, que trae consigo las principales ganas de gloria, fama y trascendencia; tras la Revolución Francesa y con la Revolución Industrial, podemos tratar la Época Contemporánea como un trazo de la historia en que el hombre va en busca de su felicidad política, tratando de obtenerla mediante la Libertad.

En este último caso podemos denotar que muchos movimientos, grupos, partidos políticos e incluso pensadores individuales han planteado formas diversas de libertad. Hay momentos en que se ha llegado a creer poseer esa libertad, sin embargo más que preguntarse el cómo llegar a esa libertad, encuentro necesario cuestionarse otro punto, tomando en cuenta el modelo económico que ha predominado en las últimas décadas y la brecha de riqueza que esta ha traído a los sectores de la sociedad ¿Es realmente necesaria la libertad para que el hombre intente alcanzar una felicidad más prolongada? Yo opino que la pasión que ya está predominando en los comienzos de este probablemente, nuevo proceso histórico es la de la búsqueda de la gregarización más plena de los hombres, ya que debido al sideral desarrollo de la tecnología y la expansión del liberalismo, el individualismo ha ganado un terreno que naturalmente no le pertenece.


Post Scriptum: Realmente no sé si la gregarización se esté llevando a cabo durante nuestra época, pero al menos es lo que yo buscaría para una sociedad.

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