17/12/06

Horóscopo.


La frivolidad nos puede sumergir en un verdadero huracán de inspiración, que desemboca en un coordinado sistema de creación con el fin de evadir aquella realidad dura y tosca como puede serlo una clase de química. Los sinsabores del destino no pueden ser despreciados por quien los sufre, puesto que no se sabe integrado en aquella maraña de hechos que parecen disociados, pero están unidos como una secuencia lógica. El destino es una máquina destructora de casualidad. Nos lleva a cometer los hechos de la forma más correcta posible con el fin de no romper el equilibrio innato de la naturaleza. “Nunca un copo de nieve cae en el lugar equivocado”, pero esos lugares equivocados si existen y pueden representarse como una mera especulación, la que a veces no está de más. Una historia puede tener más de un desenlace correcto…

"Sofía tomó el periódico y arrojó su vista de inmediato a la última página, la del horóscopo: <<… Amor: está perdidamente enamorad@ de ti >>. Precisamente era lo que había soñado por meses, desde que conoció a ese chico en la universidad. Alex era su nombre. Sofía esa mañana se veía como la aurora que renace después de la guerra, con sus largos cabellos amarillos que adornando su precioso rostro, pálido y con dos esmeraldinos puntos simétricos, la hacían parecer un sueño salido de la mente de un genio. Se propuso hablarle al chico que la había hecho perder el bus en más de una ocasión. Mientras tanto, debía despertar. Sentada en su cama, con ropa de dormir aún, trataba de alejar el sueño que se aferraba a su rostro como si la belleza de Sofía fuera el néctar que le daba el sustento vital.

Alex, un joven universitario, que de un momento a otro se vio sumergido dentro de una vida muy distinta a la que había planificado, tan sólo por el hecho de percatarse de la existencia de un ángel sin alas que había caído del cielo y que lo había enfermado, con el mortal virus del amor. Sofía era su nombre. Desde que la miró, sin siquiera observarla, se vio frenéticamente envuelto en el menester diario de esa imagen. Un muchacho cualquiera hubiera invitado a salir a esa chica, Alex no. Ni él ni nadie supieron cuándo ni cómo, aquel gusto se convirtió en una idolatría ferviente e incluso mórbida hacia ella. Tal era la irradiación de demencia que desataba Sofía en Alex que en un momento éste se vio con sólo dos opciones ante sí: Erradicar de este mundo a Sofía para que nadie la posea, ya que imposible sería hablarle siquiera; o matarse a sí mismo para no cometer la primera opción. Alex daba por hecho el que no sería del gusto de Sofía, ya que los dioses como ella no se fijarían en mortales impíos como él.

Sofía ve a Alex acercársele. Gustosa dirige su sincronía corporal hacia él y surge un innato abrazo, que para Sofía duró siglos, que terminaron con aquella puñalada en el pulmón que la precipitó al suelo, mientras todas las personas cercanas se acercaban para linchar a su victimario amante secreto. El maldito horóscopo no le predijo acerca de ese abrazo fatal.”

Alex tomó el periódico, lo encendió y lo arrojó cerca de las cañerías de gas que previamente había abierto. Si antes de consumar aquella drástica decisión (que no sólo terminó con su vida, sino que también con la de 13 de los inquilinos del edificio) hubiera leído aquel periódico fatal, tal vez su vida hubiera sido la más feliz de la historia junto a una diosa.”

1 comentario:

Lug Pizarnik dijo...

Siempre me ha atraído el horóscopo más por la curiosidad por saber "qué dice" que por "qué pasará".

Las cosas son como son y como tu quieres que sean. Al final, todo depende de tu voluntad.

Pobre Alicia.

Saludos.