15/3/08

Cámara Lenta.


Conversando con un amigo, me hizo la simple pregunta cortés: ¿Cómo estás? No podía responder lo típico, pues no estaba “típicamente”, sino que todo lo contrario. No me sentía ni bien ni mal, sino todo lo contrario. Distinto. Entre tantos nuevos lazos y tan pocos distanciamientos, todo se vuelve distinto, al borde de la irrealidad más vertiginosa. La realidad se volvía increíble y a la vez inexorable, al intentar responder la simple pregunta.
Entre fantasmas y poesía, entre campos de muertos y teorías, hipótesis patéticas y sórdidas ideas, entre humillaciones inspiradoras y “no tomo nunca más”, entre incoherencias y experiencias, entre vagabundaje y limosna, entre Recoleta y Providencia, entre leyes y normas, todo se vuelve distinto, irreal, increíble, novedoso.
Todo es nuevo. Antes de empezar me sentía atado a un tren que representaba el tiempo, cuyo andar era inexorable y veloz, y su destino era el cambio. No quería desatarme de ese tren, pues asumido tenía su andar.
Desilusiones y preguntas sin resolver en Sodoma y Gomorra, donde el pasado se innovaba con todas sus piezas (a pesar de que una importante hacía falta) unidas y adheridas más que nunca a la realidad, realidad que nadie quería afrontar, pero que todos querían vivir. Quien vive más de una vida, muere más de una muerte. Vivimos muchas vidas, ahora esperamos varias muertes, simultáneas e indescifrables.
No siempre dices lo que quieres decir, ni lo que dices es entendido como lo quieres decir, ni lo que quieres lo dices, ni lo que necesitas lo confiesas, ni lo que piensas lo dices, ni lo que dices es lo que piensas. No paramos de evitar la comunicación, con un fin interno y un poco absurdo que es el de seguir evitando la comunicación.
Nadie quiere y nadie puede evitar completamente, porque lo que realmente queremos queda almacenado en nuestros sueños, como los sedimentos en un delta.
Los sueños me han dado muchas respuestas, tal vez que organizan todos lo elementos que tengo para utilizar y, ordenándolos de la manera correcta, logran codificarme la respuesta más adecuada para mi conducta humana. Al final, soy yo el que elige, extrañar a los extraños.
“Cada hombre mata lo que ama”. Al no lograr matarlo, se adhiere como una rémora a mis axilas y no me permite que la abandone: Tan así, que lamentablemente descubrí que los aromas producen soñar con los recuerdos asociados a esos determinados aromas. Los olores inducen sueños y pensamientos. El último sueño del ciclo determina tu actitud frente al día. Gritos o aromas han determinado mis días.
En fin, ¿Cómo diablos inserto ese mare mágnum de emociones en una respuesta a una pregunta tan simple?
Me puse a pensar en Cámara Lenta, como se debe hacer con todo, incluso con el cariño (por no decir amor): Cámara Lenta.
En Cámara Lenta imaginé todo, en una fracción de segundo. Elucubré situaciones que nunca ocurrieron, y rellené historias que no viví completas.

Respondí: “Con muchas experiencias… que trató de organizar cada noche… que derivan en sueño ¡que preferiría no tener!”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

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Ante esa consulta siempre procedo de una particular forma para experimentar con el requirente. Vale decir: La persona inquiere: "Hola, cómo estás". Y uno no-contesta "Hola, y tú cómo estás".

Por una cosa de "uso y costumbre", el cerebro común y corriente reconoce como patrones de respuesta "HOLA" "Y TU" y procede a responder.

Si el requirente está verdaderamente interesado en saber cómo estas, insistirá. Si no, y como mayoritariamente lo he comprobado, el diálogo seguirá su curso normal.


Salute

y bienvenido al mundo real

Anónimo dijo...

hecho!