18/12/07

Fotografías del Recuerdo.


Flash: El sonido que captura parte del presente, para que en el futuro, cuando el presente sea pasado, podamos reconstruirlo.
El inconformismo humano lleva a que el presente se vea arrolladoramente sobrepasado por el pasado, que muchas veces es idealizado, pues ante nuestra incapacidad para mantener eternamente resplandeciente el recuerdo del pasado, tendemos a rellenar el pasado. Es como si el tiempo nos robara algunas fotografías del pasado, las que nos vemos obligados a sustituir por otras de menor fidelidad.
Recordamos para evadir el presente, para olvidarnos del futuro. Desde el presente acudimos a las fotografías del pasado con la finalidad de hacer que el tiempo transcurra más amenamente hasta que llegue un nuevo momento digno de ser fotografiado para la posteridad. Sin embargo, existen momentos en los que el “estar recordando” se convierte en un momento digno de ser retratado, y en ese caso particular nuestro recuerdo llevaría la etiqueta de “recordar que recordaba”. Lo cual se da también en el ámbito de la Historia (como ciencia misma de la memoria social), al hacer Historia de la Historia.
Como dije antes, los recuerdos que poseemos no son la totalidad de los recuerdos que configuran la situación exacta, pero existen los mecanismos para, de cierta forma, “deducir” posibles recuerdos, según sucesiones de causa y efecto. El error de lo anterior puede llevar a la creación de falsos recuerdos que, con la fuerza apropiada, pueden llegar a convertirse en realidades.
Los recuerdos son manipulables, sobre todo desde una esfera de poder como, por ejemplo, lo es el Estado. El Estado tiene la fuerza necesaria como para inducir recuerdos a la población que gobierna, con una meta favorablemente política. Histórico ejemplo de lo anterior lo constituye la creación de la historia política por parte del gobierno de Stalin, en la que hace desaparecer de la memoria colectiva a la figura de Trotsky.
En un trabajo documental acerca de la conmemoración de la creación del Ejército Rojo durante el gobierno de Stalin, llamó la atención que en ningún momento se haya nombrado siquiera la palabra “Trotsky”, siendo que fue él quien organizó la creación de dicho organismo militar. Pero la ausencia de Trotsky en la historia impuesta por Stalin no es casual, sino todo lo contrario, un agudo trabajo de inteligencia.
Así, desde este mismo fenómeno, el de la inducción de recuerdos hacia la población, se da otro fenómeno que es el del contraste de recuerdos. Cuando un individuo de la población se resiste a la asimilación de un recuerdo impuesto por el Estado, va a presentar diferencias entre sus recuerdos y los que el Estado impone (siguiendo con el ejemplo del Estado).En la diferencia de recuerdos se puede dar que una de las dos partes posea la versión más cercana a los hechos, como también se puede dar que ninguno posea una versión cercana a los hechos. Y es en esos casos donde pesa la credibilidad de cada una de las partes, ya sea una credibilidad basada en una argumentación lógica y racional, o bien una argumentación basada simplemente en el poder.
Volviendo al tópico de los recuerdos particulares (en contraposición a los recuerdos colectivos), es posible distinguir la capacidad de rellenar ciertos recuerdos incompletos, efecto que también se da cuando recordamos el futuro. Desde el presente, tomando los hechos y circunstancias actuales y pasadas, podemos especular acerca del advenimiento del futuro cercano y obtener desde ese pequeño e inexacto viaje al futuro ciertas fotografías que pasarán a constituir parte de nuestros recuerdos del futuro.

Todos los fenómenos relativos a la memoria y a los recuerdos llevan mucho del sujeto que recuerda, por lo tanto es un fenómeno fuertemente subjetivo, que necesita principalmente de un ingrediente para su funcionamiento: Imaginación. Ya lo decía Nietzsche al referirse a los historiadores: “El historiador no tiene que ocuparse de los acontecimientos tal y como han ocurrido en la realidad, sino simplemente tal y como él los supone ocurridos. Todos los historiadores cuentan cosas que jamás han sucedido, a no ser en su Imaginación”. Y es la labor de todos, también, en nuestro rol de historiadores de, al menos, nuestra historia personal contar los hechos como queramos que los demás lo perciban, pues sinceramente nadie es tan honesto como para contar una historia que le desfavorezca abiertamente.

1 comentario:

Lug Pizarnik dijo...

La memoria es fragil y el Hombre busca trascender... ¿qué mejor herramienta que los distintos "medios de almacenamiento" hoy existentes?

Por cierto, ya van dos textos sobre "recuerdos"... ¿será acaso que se ha vuelto nostálgico del pasado?

Otrosí importante; deberíamos juntarnos para laburar en DIFUSIÓN. ¿qué opina?

Salud!OS