4/4/07

Miércoles Santo: El Retorno de Beck.




Hoy miércoles, aunque era un miércoles disfrazado de lunes, como todos los días de Semana Santa, se distinguía de los demás. No era como el jueves, donde los cristianos se ponen reflexivos, afligidos y culpables por la próxima muerte de su señor, señor que muere todos los años, de forma cíclica, cual Tor para los nórdicos, que cada temporada recuperaba su martillo para dar inicio a la primavera.
Este miércoles fue, más que santo, “principitesco”, aunque en estricto rigor, “anti-principitesco”: Lo esencial no fue tan invisible a los ojos.
Como todos los días, trataba de cumplir con la rutina de tratar de romper con la rutina, desde que comienza el día, hasta su término. Partí el día con un bello, aunque irrecordable sueño, en el que había cosas y colores, o colores y cosas, que fueron interrumpidas por el The Dark Of The Matinée que cantaba mi buen amigo, Celular, para indicarme el comienzo del día, que aún no le veía la cara a don Sol. Prendí a otro de mis amigos, el que me proporciona de una de las drogas más necesarias para iniciar y mantener mi día: Hablo de don Pc. Pc, me dio unas dosis de Yo No Te Pido La Luna, Supapilapuso, Esquemas Juveniles y Cámara Lenta (Todo de Javiera Mena). Luego me fui a ver a otro de mis amigos, uno que es muy pegote, pero igual es buena onda: Al tipo que vive tras el espejo, El Nico, que todas las mañanas me hace la misma pregunta ¿Pa´ qué te levantaste?, y yo le digo la misma respuesta. Eso lo sabés vos más que yo, yo soy tu simple títere. Tras recibir esas 4.815.162.342 gotas de agua con flúor (las tengo contadas, ni más ni menos, y si me paso me las resto al otro día), me dirijo nuevamente a mi habitación, y en vez de poner a Portishead como lo había planeado en la ducha, decidí partir el día con algo mucho más lúdico. Veo de reojo ese disco de Beck que me guiña el ojo y me grita “¿Qué Onda…?”. Lo tomo de la barriga, lo abro, le saco lo de adentro y meto eso en mi reproductor. E-Pro, Qué Onda Güero, Girl, Missing todas vuelven a mi memoria auditiva y me recuerdan que los tenía un poco olvidados, o más bien en la banca, ya que los titulares ahora eran Oasis, Bajofondo y Beethoven. Este último me recuerda las sesiones de Ultraviolencia de Alex y cía.
Todo lo anterior, constituye mi base expresiva de este día miércoles (¿o lunes?) que parece ser distinto, sólo por la música que en mi mente todo el día suena. Y como dice Mena, siempre /la música que suena va a influenciar después/. Hoy vi las cosas de abajo hacia arriba, me fijé en los detalles del día, me di cuenta que la vida sí "es la suma de tus decisiones".
Tiraba y agarraba mi bolita con ositos panda que tiene una campanita adentro y que dicen que es para las malas vibras (menos mal que andaba con ella, porque el profe de física mandó esas malas vibras en sus clases, y de forma explícita). No sé si la bolita cumple su función de escudo, pero sí cumple su función de simplificar la vida: Si la gente se auto-envuelve en una marañosa vorágine de feos espíritus (o Ghoulishes), arrojo algo al cielo, ya que, más temprano que tarde, va a retornar...
Ahora, a pesar de que debería estudiar Biología (Puaj!), me voy a escuchar la Rayuela de Julio Cortázar.

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